Ante la falta de agua en la fuente de la plaza del trigo, abastecida inicialmente del viaje de Villamalea, el 16 de septiembre de 1592, se trata en el concejo el asunto que el corregidor había visto con los maestros peritos, de donde se ha de empezar a traer el agua a la fuente, desde el camino de Camarma. Se acordó que se haga un pozo de ancho y hondo como le pareciere a Sancho Lara y Juan Hernández de la Flor, regidores de la villa,

a quienes se nombran comisarios con intervención del corregidor y el mayordomo de la villa. No se sabe mucho de este viaje hasta mediados del s. XIX, pues no debió funcionar como se esperaba, dado que el caudal de sus aguas debía de fluctuar mucho estacionalmente. Además como sus galerías, se sitúan muy cercanas, a las del viaje de los Gilitos, durante años ha existido confusión con respecto a la propiedad de las mismas.