El conocido como viaje de agua del Haza del Carmen tiene su referencia más antigua en 1637, cuando los carmelitas descalzos de los Reyes de la Epifanía, piden licencia a la ciudad para buscar un pozo de agua en la jurisdicción de la ciudad. Posiblemente no sea hasta 1660 cuando finalmente encuentran

agua también en el paraje de El Sotillo. A cambio, los carmelitas se comprometen con el concejo, a dejar una fuente publica en Santo Domingo. Tras las desamortizaciones de los bienes de las comunidades religiosas, pasada la mitad del s. XIX, las aguas de este viaje pasaron a manos municipales.